La Amistad, en Aristóteles.

Introducción.

Para más de alguno hablar del tema “Amistad”, podrá resultar controversial y algo muy subjetivo, ya que cada quien puede decir de la amistad según le ha parecido o como cita el proverbio “cada quien habla según le fue en la feria”. Sin embargo he decidido abrir el espacio para reflexionar un poco sobre este tema, que además podrá resultar un poco “manoseado” ya por muchos autores.

Será importante recalcar cual es el sentido de una verdadera amistad, y las distinciones que se pueden encontrar con el resto de las relaciones humanas. De igual manera ver cual es la importancia de la misma en el modo de actuar del individuo. Recordemos que el hombre por naturaleza es un ser sociable y que desde sus orígenes se mantiene en constantes relaciones con el sin fin de personas que le rodean diariamente, iniciando por su familia y hasta llegar a ámbitos internacionales en el mejor de los casos.

Por tanto tratare de expresar a lo largo de esta líneas, ¿cual es una verdadera amistad? (o ¿Qué debería ser una verdadera amistad?), ¿qué es una camaradería? y sobre todo ¿cómo se ha de caracterizar una amistad que esté fundada en la superioridad, que esté basada verdaderamente en el amor puro, en la total entrega del uno para con el otro? La amistad no es característica propia de aquel hombre que conocemos como el simpático y a quien todo el mundo le habla.

Este escrito estará basado de manera especial en la obra de Aristóteles, la Ética Nicomaquea en los libros VIII y IX. Retomare un poco lo que menciona Santo Tomás de Aquino en la Suma Teológica.

He aquí entonces una reflexión sobre lo que se considera la amistad.


Dos conceptos: Amistad y Estima.

Inicio dando una interpretación de ambos términos, ya que considero importante hacer la distinción entre ambos, de lo contrario podemos caer en el error de tomarlos como sinónimos, cosa que no es cierta, sin embargo en los ambientes en que nos desenvolvemos pareciera ser lo mismo.

Amistad, es esa relación de confianza y aprecio mutuo que hay entre personas que son afines en distintos aspectos, sean intenciones, modo de vida, etc. Es la donación completa de ambas partes, un amor benevolente, que implica respuesta tanto del amado como del amante, es una relación recíproca.

Amistad es entonces una relación más profunda que implicará el caminar juntos, compartir las dos vidas y lograr así lo que cita el proverbio: “La amistad es un alma en dos cuerpos”. Esta afirmación podría resultar para más de alguno un extremo. ¿A qué se debe esto? Podemos atribuir a las diversas concepciones que se tienen de la amistad, más adelante trataremos este tema, por lo pronto quedémonos con esta aclaración.

Estima es el aprecio que hay de una persona a otra, más no es, en sí, amistad, es una relación de compañerismo que no implica la entrega de ambas partes. Sin embargo no se descarta que de esta relación de estima surja una amistad. Sin embargo la amistad que pueda surgir, corre el riesgo de ser una amistad por placer o por utilidad, una amistad temporal que en cuanto las circunstancias cambien, ella lo hará.

Comparemos lo anterior con lo que Santo Tomás de Aquino nos muestra en la Suma Teológica. En esta obra se nos menciona dos clases de amor: Concupiscente y Benevolente, aclaro que la amistad es un tipo de amor. ¿Qué son estos dos tipos de amor? El amor concupiscente es un amor no se da la completa donación de los seres, es una mera relación de trabajo, de compañerismo, no exige nada del otro. No exige nada del otro. En el amor benevolente, se da la situación contraria; en este se exige la donación completa del otro, la entrega generosa del amado y del amante, implica reciprocidad, es decir un continuo intercambio de dones, de momentos y la amistad verdadera se asemeja en manera sorprendente a este tipo. Es semejante al amor de pareja, al amor de la madre por los hijos y en un grado superior, es semejante al amor de Dios hacia su creación.

¿Cómo surge la amistad?

“El deseo de amistad nace pronto; la amistad No.”[1]

El surgimiento de la amistad, especificando la verdadera, siempre será un misterio, ya que no se sabe con exactitud en que momento se empieza a dar este fenómeno maravilloso que los hombres de entre todas las criaturas por ser racionales, somos capaces de experimentar.

El surgimiento de este sentimiento se puede dar en diversas circunstancias, desde un momento de regocijo hasta un momento de aflicción y según se de, pareciera que así será la amistad, no en el sentido de que siempre será feliz por haber conocido al amigo en un gran momento de regocijo; o será siempre apagada y afligida por la tristeza por que así fue el momento en que lo conocí. No, me refiero a que de ahí se puede dar la dirección que los individuos le quieran dar, entre ellos amistad por placer, por utilidad o por una verdadera amistad.

Sin embargo lo podemos relacionar con el primer e insignificante detalle, que aunque pequeño (gesto, un apretón de manos, un simple saludo), ha sido ya un motor que ha hecho la invitación al hombre a inclinarse hacia una persona y a interesarse por conocer. Esto pudiera resultar algo absurdo, sin embargo estos detalles nos invitan a acercarnos y abrir una senda en el inmenso misterio del otro.

Pero cuando la benevolencia es solo de una parte, dice Aristóteles; se quedará en simples muestras de benevolencia, no hay reciprocidad, por tanto aún no se podrá considerar amistad. En otras palabras se esta hablando de una relación de compañerismo.

“A quienes… desean bienes a otro, los llamamos benévolos sino hay de parte del otro reciprocidad, pues cuando la benevolencia es correspondida, es ya amistad”[2]

¿Por qué la amistad?

El hombre por naturaleza es un ser social, es un ser que se encuentra en constantes relaciones. Y si lo vemos desde nuestros tiempos, un hombre que es incapaz de relacionarse con la sociedad, es un hombre que no contribuye a mejorar o cambiar la misma, incluso puede pasar por la vida pero no trascender, no ir más allá, no es capaz de entregar un poco de sí a nadie y remarco el nadie, por tanto se pierde al dejar de existir.

La amistad es importante en todos los ámbitos y en más de algún momento nos invita a actuar de un modo distinto ante diversas situaciones, haciendo de nuestros amigos una especie de consejeros, que nos ayudarán a manejar diversas situaciones. Incluso en los ambientes laborales es muy conocida de alguno u otro modo, pues puede quedarse en actos de benevolencia y no llegar a la plenitud, no aspirar a algo más grande.

“La amistad… es, además, la cosa más necesaria de la vida”[3]

¿Hay una amistad o varias amistades?

Más de alguno afirmará que hay más de un tipo de amistad. Le puedo dar la razón, sin embargo me gustaría aclarar que amistad en el sentido estricto solo hay un tipo, cual es ese tipo: la Amistad Benevolente[4].

Y a aquello que el hombre denomina amigos, muchas veces solo se quedan en la camaradería, ¿por qué? Porque es solo alguna amistad por placer o conveniencia, aplicar el término de amistad a este tipo es quitarle valor al verdadero sentido que tiene y degradar a los verdaderos amigos, por tanto, a partir de aquí, denominare a este tipo de relación como camaradería.

¿Por qué camaradería?

Es camaradería porque las aspiraciones del hombre son superfluas, no quiere a la persona por lo que es sino por lo que le puede dar o por el placer que le produce estar con el. Éstos son dos tipos de este comportamiento que el hombre muestra según sean las situaciones en que se encuentre. Son relaciones de accidente.

Aristóteles, menciona que estos dos tipos tienen alguna etapa especifica en que se dan: la amistad por placer es característica de la juventud, porque en ellos, en los jóvenes, se enfocan a lo placentero que el otro le puede dar, no se aman en verdad y en cuanto este placer es superado por otro, que pareciera ser más elevado, el individuo abandona y cambia constantemente sólo buscando la satisfacción de ese deseo de llenar sus vidas con los placeres, sin importarle tener muchos “amigos”, según él y a ninguno amar de verdad.

La camaradería utilitaria, tiene su ápice en la vejez: en esta etapa de la vida el hombre ya no se interesa tanto por amor y por el placer. El enfoque que tiene el anciano es: aquello que me trae beneficios es lo que necesito, no se preocupa por tener un solo amigo, un verdadero amigo, se preocupa por buscar quien le de lo que necesita sin importar cuantos “amigos” tenga.

Este tipo de afectos, suele marchitarse pronto pues no están fundamentados en algo supremo, sino en algo temporal en algo pasajero, no hay en este tipo ningún fundamento que una a las personas por lo que son, al contrario están unidos por el placer o beneficios que tengan.

Amistad Perfecta.

¿A qué podemos llamar amistad verdadera?

Podemos llamar así a la amistad, en la que los hombres permanecen unidos íntimamente por lo que son, a aquellos que son capaces de aficionarse de la condición del otro. De esto podemos decir que los hombres buenos son los que pueden ser en plenitud amigos verdaderos, pues esta es la amistad que va ser capaz de soportar las contrariedades de la vida, la que va permanecer unida por el lazo que hay entre las almas de los individuos, pues entre ellos existe ya la confianza y la seguridad de que siempre se actuará con justicia entre ellos y de ellos hacia los que los rodean, pues como ya se ha mencionado; la amistad es un tipo de amor y el amor es incapaz de dañar al otro.

Hay que aclarar que no es posible ser amigo de muchos según el modelo de amistad perfecta, no es lo mismo ser sociable y relacionarme bien con todos o ser el simpático y creer que todos son mis amigos, que ser un verdadero amigo. ¿Por qué? Porque el hombre que dice ser sociable o el hombre simpático, puede tener esta fama, pero no le asegura que todos sean sus amigos, se puede dar el caso que sea solo una camaradería por placer o por necesidad (utilitaria): porque me es agradable estar con él, porque sus ocurrencias son muy graciosas o porque de eso puedo conseguir un fin.

La amistad que está fundada en la superioridad, debe de estar proporcionada, es decir, el amado debe amar al amante del mismo modo que el amante lo ama, es decir equilibrar las cualidades de ambos para poder hacer más placentero el momento para ambos. En pocas palabras en este tipo de amistad, los amigos se desean bienes por la razón simple de ser amigos, sin buscar un provecho, sin querer sacar partido del otro, son simplemente modos de mostrar el sentimiento de “querer” que se tiene hacia la otra persona sin intentar comprometer al otro o exigir una remuneración del otro. Sin cohibir a la persona, ni limitar su libertad, pues dentro de la amistad la libertad y la voluntad del individuo son de gran importancia y valor para poder mantener la plena relación.

“Las prendas de amistad que damos a nuestros prójimos…, parecen ser traslado de los sentimientos que tenemos con respecto a nosotros mismos. Es decir, que se considera como amigo a quien quiere y hace por causa del amigo lo que es bueno o que parece serlo, o al que quiere que su amigo exista y viva por su propio bien, que es lo que sienten las madres por sus hijos.”[5]

Algo que se destaca de la amistad, será el amor que muchas veces el hombre es incapaz de manifestar por medio de palabras, sin embargo encuentra en los pequeños detalles un intérprete que es el que le permite hacer expresos los sentimientos hacia la persona. Son esas muestras de benevolencia las que pueden romper el hielo y poco a poco ir madurando en el modo de expresar los sentimientos. El amor de amistad debe ser pues un amor puro, libre de egoísmos y sentimentalismos, que cuando no se obtenga lo que se desea se desvanecerá tan rápido como se pudo formar.

Pero no siempre será así, pues desgraciadamente hay personas que se mueven por la ambición de querer tener todo para ellos, de querer recibir bienes del amado, de querer ser amados y no amar. De lo anterior podemos decir que las personas, que desgraciadamente han sido dañadas de este modo, se les dificulta el poder mantener una relación o que permitir que nazca una, pues en ellos ya existe la idea de generalizar a las personas, este daño a la persona se puede complicar con la educación que ha tenido en casa, pues esto le llevará a ser mas insensible o a querer tener una amistad maleada, una amistad “exclusiva”. Se corre, por tanto el riesgo de que el individuo se someta a otro gran problema, la soledad como único refugio para sentirse libre y ensimismarse en su mundo.

Sin embargo retomemos el tema que nos interesa diciendo que los amigos deben de igualarse en los sentimientos de amistad como en todo lo demás, en los casos que se presente una amistad inferior y una superior, el inferior deberá mostrar interés por asemejarse a la superioridad del otro sin que esto atente contra la persona o limite su libertad, pues cada quien es consciente de lo que puede y de lo que no; de lo que le ayuda y de lo que lo aleja de su paz interior.

En una relación de amistad, también se pondrá en duda si se debe hacer participar a los amigos de nuestras penas y sufrimientos. Algunos pensarán que esto no es algo indispensable dentro de una relación amistosa, pues ¿quien desearía contar al amigo sus penas? Quizá nadie, sin embargo es parte del conocimiento y también aquí se denota donde una amistad está fundada en la superioridad o si solamente se basa en el placer de compartir solo los momentos agradables y hacer lo posible por evitar los desagradables, no por no querer ver al amigo afligido, sino porque esto cortaría mi placer de estar con él.

¿Qué implica ser amigo?

Lo primero es no buscar al buen amigo, sino ser cada uno el mejor amigo del otro, es decir, reflexionar lo que a mi me gustaría que fuera mi amigo, lo que me gustaría que mi amigo me enseñara y así ser yo quien primero dé algo por encontrar a ese amigo.

Mostrar interés por la persona amada y no exigir lo que yo no soy capaz de dar, de amar a la persona sin condiciones y reconocer lo que el otro es capaz de dar. Ser valiente y expresar a la persona amada una palabra de afecto, una palabra de apoyo en las tribulaciones y un apretón de manos, que aunque insignificante, tiene ya un gran peso emocional. Ser capaz de sobrellevar los problemas y retos que pueda traer esta amistad. Poder expresar con el “corazón en la mano” un “te quiero”, un “eres importante para mi”.

Ser fuerte y poder reprochar al amigo o las decisiones cuando estemos seguros de que esto no acarrea ningún bien para él, aplaudir sus triunfos y acompañarlo en las derrotas aún cuando se lo hayamos advertido. No cargar todas sus preocupaciones pero si apoyarle. Cuando llegue el momento de partir, dejarlo y no atarlo a uno mismo, recordemos que es parte de la amistad reconocer la libertad. Y si el amor es sincero, el que los une, reconocerá su libertad y será capaz de dejar partir a la persona amada.

Y por último los aspectos más importantes y que implican de la voluntad y de la inteligencia del hombre, en un grado “superior” son: Confianza y Fidelidad. Sin la primera no seremos capaces de conocer al prójimo y nosotros mismos no nos abriremos para dejarnos conocer por el otro impidiendo que se dé una amistad fundada en la superioridad de la que nos habla Aristóteles en la “Ética Nicomaquea”, y que sea la que en verdad perdurará a pesar de las adversidades y situaciones que implique. En lo referente a la fidelidad, se puede decir que un amigo que nos es fiel, es y será siempre un refugio seguro, ya que en él ya existe la plena confianza y un gran aprecio. De lo contrario quien puede ser un “simpático” o “una monedita de oro”, nunca tendrá lo primero que se menciona, la confianza y será difícil recurrir a él en las situaciones que impliquen una compañía. La fidelidad es importante en cualquier ámbito y podemos decir que en las relaciones interpersonales es con mucha mayor razón. Por tanto hay que recordar que muchos serán los compañeros; pero amigo intimo: solo uno entre tantos. Será aquel que conozca todo de mi y a pesar de de lo negativo que pueda existir, me quiere y por tanto ayuda a mejorar.

El coloquio. No por ser el último enlistado es menos importante, pues para iniciar una relación es necesario tener una conversación, un intercambio de voces, en las que el uno y el otro puedan expresar lo que deseen, con la certeza de que el otro lo escuchará atentamente y sin juzgar por lo inmediato, sino ver el trasfondo de cada situación. Una amistad sin platica tarde o temprano sucumbirá y lo que pudo existir será un solo intento por conseguir una amistad, pero no consumado, pues faltó la parte esencial de la misma, no se dio el espacio para “perder el tiempo con el amigo”, no literalmente, pero si implica muchas veces el sacrificar algo por escuchar a aquél que consideramos amigos.

Amistad y comportamiento ético.

Se podrán preguntar que relación tiene con la ética la amistad. La ética nos ayudará a guiar nuestros actos y cuando una persona cuenta con amigos es importante recalcar que las amistades en más de alguna ocasión orientarán al amigo a tomar decisiones que según el consenso y poniendo su inteligencia en juego, son las mejores o le pueden ayudar a vivir de una mejor manera.

Desde los inicios del hombre, él mismo ha notado la importancia de relacionarse y de tener personas que le dirijan o por lo menos le muestren algunas sendas que el mismo pueda seguir. Se ha mostrado el interés del uno por el otro, puede decirse que es por un sentido de supervivencia, pero diré en esta ocasión que más que por un instinto de supervivencia, es por un sincero aprecio que le tiene a los suyos, que es difícil de expresar para más de alguno.

Varios autores han escrito, a lo largo de la historia, sobre este tema, mostrando un interés por el mismo, puedo mencionar entre ellos a: Aristóteles, Cicerón, Séneca, Santo Tomás de Aquino, los cuales nos mostrarán cual es su postura frente a este tema.

Muchos podrán ver la amistad como un mero sentimiento e incluso un sentimentalismo, no descartaremos que existan amistades sentimentalistas, que solo se dejen llevar por un deseo placentero de estar con el otro. Pero la amistad tiene sus campos dentro de la sociedad, desde las instituciones pequeñas (familia, colonias, organizaciones, etc.) hasta organizaciones que abarcan más territorios o espacios temporales (Gobierno, Iglesia, Org. Inter, etc.). ¿Por qué? Por el simple hecho de que en estas instituciones se persigue un mismo ideal o si no es así por lo menos se desea buscar un fin común que los mantenga unidos y poder ejercer presencia en las sociedades, dentro de las mismas instituciones. También se pueden dar las camaraderías por utilidad, pues el que puede tener un puesto pequeño, teniendo camaradas que se muevan en otros niveles podrá lograr un ascenso.

Esa es la importancia de la Amistad en el sentido del actuar del hombre, como un comportamiento innato, es decir satisfacer su necesidad (sana necesidad, jamás utilidad) de compañía e incluso de protección.

Conclusión.

A lo largo de este ensayo hemos presentado la amistad como una capacidad del hombre para poder relacionarse en sociedad.

Una amistad no surgirá de un modo inmediato, el deseo, como lo ha expresado Aristóteles, de amistad nace pronto, sin embargo la amistad en el sentido estricto de la misma no se dará de manera inmediata, sino que ese deseo tendrá que pasar con el tiempo a ser una completa donación del hombre para con el hermano. Una donación que no implique el esperar lo mismo e incluso más del otro, deberá ser una relación en la que el hombre sea capaz de entregarse por completo y con un buen deseo de compartir con el los bienes.

Distinguimos que la amistad también tiene sus partes “desviaciones”. ¿Cuáles son? La simple camaradería, que se dará en el momento en que solo se busque el deseo de placer o de utilidad que el otro puede satisfacer con su presencia y su actuar en el entorno. También se ha hecho la aclaración de que el amigo verdadero no siempre es el más simpático y la “monedita de oro”, pues solo puede estar mostrando una de sus facetas, la faceta que le hace ser agradable a los demás, pero bajo esa misma faceta esconde otra que no permite que sea conocida por el temor al desprecio.

La amistad es pues muy importante en el actuar del hombre, notamos que muchas ocasiones será ella quien invite al hombre de algún modo determinado o se oriente él mismo, por alguna tendencia que le ayude en el dirigir de su vida, hacia la felicidad que es el deseo natural del hombre. Conseguir el bien, el bien que perfeccionará a la persona y la hará sentirse plenamente realizada.


[1] ARISTÓTELES. Ética Nicomaquea. Ed. Porrúa. Libro VIII, 3. Pág. 141.

[2] Ibíd. P. 139.

[3] Ibíd. Pág. 137

[4] Ver pág.2.

[5] ARISTÓTELES. Ética Nicomaquea. Ed. Porrúa. Libro IX, 4. Pág. 162.

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